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Buenas noches a todos.

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En primer lugar, dar las gracias a todos por  su presencia y colaboración para conseguir la solemnidad, brillantez y entrañable cercanía y recogimiento, que ha rodeado a este Acto de Investidura y Cruzamiento de nuevos Caballeros y Damas de la Hermandad de Caballeros de Santo Toríbio de  Liébana, defensores del LIGNUM CRUCIS y del Camino de Santiago.

Quiero expresar este agradecimiento, con mi más cariñosa felicitación y bienvenida, especialmente, a nuestra anfitriona y ya Dama de Honor de nuestra Hermandad, la Ilustrísima Sra. Dª Mª Rosa Fernández Pacheco, Vda. de Alvear,  alma y vida de esta Casa,  a quien muchos ya conocéis y para quien pido el más caluroso de los aplausos.

 También a los Reverendos Padres D. Manuel Muela, nuestro Capellán, brillante protagonista de uno de los Actos más importantes de nuestra Hermandad  y D. José Ramón García Gallardo, que hoy ha tenido la amabilidad de obsequiarnos con la celebración de una Eucaristía que sin duda, ha servido para renovar y restituir el recogimiento de cada uno de nosotros y así  trasmitirnos la profundidad de la espiritualidad Cristiana, a quien doy sinceramente las gracias.

He de felicitar y  expresar nuestro caluroso acogimiento a todos los que habíais decidido acompañarnos en la andadura de esta Corporación Caballeresca, por los caminos de España y de la Cristiandad, no exentos de enormes dificultades y  donde hoy, más que nunca, debemos ser un claro testimonio de la Fe. ¡Bienvenidos! Caballeros y Damas, que hoy habéis dado este paso.

Queridos hermanos:

La ceremonia de investidura de nuestra Hermandad, cuando tenemos tan próxima la apertura de la Puerta del Perdón, para que dé comienzo nuestro Año Jubilar Lebaniego, unido a que por primera vez, celebramos, fuera de la “Capilla de la Santa Cruz” en el Monasterio de Santo Toríbio de Liébana, el recuerdo a Santo Toríbio y la presencia  permanente de la Santa Cruz,  me impulsan, una vez más, a haceros llegar una serie de reflexiones que juzgo importantes en el contexto actual, tan alejado de Cristo y sus enseñanzas. Y cuando soplan, en todas direcciones, vientos de ruptura con la unidad de la Patria, la Historia de España, la Tradición y nuestros Héroes, históricos y recientes.

En estas penosas circunstancias en las que comenzáis vuestra andadura actual, como corporación caballeresca, debemos ser más que nunca, un claro testimonio de la fe. La hermandad debe destacarse en la práctica de las tres virtudes teologales, fe, esperanza y caridad. Y, no debemos olvidarlo, por nuestro amor a España.

Así, también nosotros, desde la esperanza, que se fundamenta en nuestro Tercio de Cadetes y nuestro compromiso corporativo, tenemos la obligación moral de perseverar en el ejercicio de la caridad cristina, iniciando, de esta forma, nuestro propio camino de santidad. Aspirar a ser santos,  no nos hace  santos,  pero este deseo contribuye grandemente a afianzar la obra a la que hemos sido llamados: propiciar el entendimiento entre los católicos y propagar el amor de Cristo a todos nuestros semejantes.

Este objetivo no es nada fácil, pero debe ser el acicate de nuestra  actuación  cotidiana. No podemos desfallecer ni permitirnos el lujo de descansar. La Hermandad tiene que ser una luz en el mundo que represente efectivamente el amor a Cristo y a nuestro prójimo. Toda la santidad y la perfección del alma  consiste  en amar a Cristo, nuestro sumo bien y nuestro redentor. Por eso hemos escogido la Santa Cruz, como origen y como destino.  La caridad otorga consistencia y unidad a todas las virtudes que hacen al hombre mejor.

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Amar a Cristo, es corresponder al amor que Dios nos profesa, tanto es así, que fue capaz de darnos a su Hijo para redimirnos del pecado. Llevado de su amor inmenso nos envió a su Hijo para restituirnos a la vida, perdida por nuestra ceguera, por nuestra cerrazón.

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La alegría de la salvación que Dios ha facilitado al género humano, a todos los hombres, debe traducirse en acciones útiles y beneficiosas para nuestros hermanos y también en la defensa de la familia, como eje principal de la sociedad. No existen nuevos modelos familiares, ni tenemos derechos sobre la vida que nace. Las modernas leyes de género y las del aborto deben ser combatidas desde el ámbito que nos es propio, con toda nuestra fe y determinación.

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La defensa de la PATRIA, de ESPAÑA, de nuestra gloriosa HISTORIA, del CAMINO DE LA FE, que conduce a Santiago de Compostela, debe caracterizar a la Hermandad. Solo de esta manera, cumpliremos  nuestros  objetivos y podremos encarar el futuro con el inmenso orgullo de haber contribuido a la salvación de nuestros semejantes y a nuestra propia salvación. Estos son los Valores primigenios que defendemos y son los valores atrayentes que debemos inculcar en nuestro Tercio de Cadetes, para hacer frente a esta realidad. Con ellos saludamos al futuro, que forzosamente, será favorable y luminoso, con la ayuda de DIOS.

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Con todo ello, a todos vosotros, neófitos Caballeros, Damas y Jóvenes Cadetes, que iniciáis vuestra andadura en la Hermandad, he de destacar, en este punto, la ausencia de dos Cadetes: el Caballero D. Javier Cabrero Huidobro y la Dama Dª. Lucia San Juan Naharro, que han declinado asistir a este Acto, en un honroso gesto de responsabilidad, por encontrarse de exámenes fuera de Santander, en nombre de toda la Hermandad, OS DOY LA MAS CORDIAL BIENVENIDA.

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Antes de concluir y como es mi costumbre, en todas mis intervenciones en los Actos de Hermandad, quiero dedicar un entrañable recuerdo a nuestros Hermanos que nos han abandonado y que siempre estarán presentes en nuestro recuerdo, como, gracias a Dios, todavía no son muy numerosos, van a permitirme que les nombre a todos.

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D. Domingo DURAN DÍEZ, Caballero de Honor de la Hermandad, Policía Nacional, muerto como consecuencia de un criminal atentado de ETA.  ¡PRESENTE!,  D. Ignacio EGUILUZ SOLAR, Caballero de la Hdad. Capitán de Mar y Guerra del Tercio Viejo de Barlovento, ¡PRESENTE!.  D. Werner BERNARD  HEIDERICH, Caballero de la Hdad., de nacionalidad Alemana, Caballero Gran Placa de la Imperial Orden Hispánica de Carlos V, ¡PRESENTE!    D. Ricardo BARCENA ROJÍ,  Caballero de la Hdad. Importante pilar en la logística de la Hermandad, ¡PRESENTE!.  Os ruego a todos les tengáis presentes en vuestras oraciones. Y ahora en pie vamos a guardar un minuto de silencio como un sentido homenaje en su memoria.

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Quiero reiterar mi agradecimiento al nuestro Capellán, el querido Padre Muela al P. José Ramón y como no, a la Hostería de Castañeda, a la Familia Alvear Fernández Pacheco, a todos sus empleados, por acogernos, como siempre, con tanta amabilidad y cariño.

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Y sin más, mostrarles de nuevo mi agradecimiento por su presencia y les invito a disfrutar de una agradable y fraternal velada.

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BUENAS  NOCHES A TODOS  Y MUCHAS GRACIAS

DISCURSO ACTO DE INVESTIDURA

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